Este post no estaba previsto, pero no he podido evitarlo Mientras preparamos la comida de mañana (pan incluido, of course) y decoramos los huevos para celebrar el Easter, he decidido compartir con vosotros la cena de esta noche. Porque ¿¿qué sería un viaje a EEUU sin catar las míticas hamburguesas que son seña de identidad de este país?? Pero no una hamburguesa cualquiera, no…. ¡¡Una hamburguesa del Hamburguer Hamlet!! ¡¡TACHÁÁÁÁÁNNNNN!!

La verdad es que no soy nada carnívora, pero una visita a este lugar merece la pena. Es el paraíso del cliente hambriento y uno de los paradigmas de la cultura americana (al menos en lo que a los tópicos se refiere), además de un auténtico reto para estómagos poco acostumbrados a la comida XXL. Primero, el gigantesco vaso de agua (lo sirven en todos los restaurantes) que, en este caso, ha ido acompañado de una cervecita local bastante sabrosa.

 Después, unos appetizers (entrantes) consistentes en una festividad de fritangas varias.

Seguidamente, hamburguesas varias, con sus correspondientes patatas fritas (en un caso, sweet potatos o el boniato de toda la vida).

Y coronar todo ello con unos postres, strawberry cheescake y apple crumble, con sorbete de fresa.

Por supuesto, huelga decir que hemos salido rodando y que podría amasar pan hasta las seis de la mañana porque ahora no hay quien duerma… :p Me estoy haciendo mayor, pero que me quiten lo bailao!