Esta mañana hemos hecho una de las cosas que más me gustan en este mundo: desayunar fuera. Me encanta la rutina extraordinaria de ir a un sitio donde puedes elegir cosas ricas para comer, sentarte tranquilamente, leer el periódico, tomarte un café… En realidad, en EEUU te puedes tomar los que quieras porque tienen un sistema de refill (rellenado) por el que pagas un café y te atiborras si te apetece. Eso sí, no hay refill para los bollos :p Nuestro breakfast destinantion ha sido Panera, un lugar donde cada vez que entro, me hacen los ojos chiribitas y comienzo a hablar como los marcianitos de Toy Story oooooooooooooohhhhhhhhhhhhh….

El reportaje forográfico ha tenido ciertas dificultades, primero porque no he dejado de salivar desde que he entrado y segundo porque hay veces que a los managers de los establecimientos no les seduce mucho la idea… ¿Por qué? según mi cuñada, al parecer existe el temor:

a) a ser copiado (algo bastante absurdo, teniendo en cuenta que esto es una franquicia…).

b) a que seas un inspector de Sanidad y hayas sacado fotos a alguna cosa que está fuera de lugar o puede suponer un quebrantamiento de la norma.

Así que, tras convencer al gerente de turno que soy una inocente bloggera, he seguido con mi reportaje, procurando no sacar a ningún empleado ni cliente. Entiendo que con tanto loco que hay por ahí suleto, a veces es difícil creer a una friki cuando te dice que su único interés radica en las viandas!!

Los cuatro comensales que hemos ocupado una de las mesas redondas nos hemos metido entre pecho y espalda soufflees de espinacas con queso y bacon con queso, cinnamon buns, bagels con cream cheese y orange scones. Para ser sincera, los bollos están ricos, pero son más falsos que Judas en su mayoría y llegan precocidos en caminones gigantescos a cada franquicia… Sin embargo, como decían en la escena final de Con faldas y a lo loco, nadie es perfecto Y, of course, toda esta bollería insana ha sido regada por un cafecito de hazelnut (aromatizado con avellana) que seguro que es una guarrería pero me ecannnnnnntaaaaaaa…

Tras nuestra triste despedida de este maravilloso y pecaminoso lugar, hemos recalado en otro establecimiento imprescindible para la preparación de nuestra fiesta de mañana: Party City. Una fiesta no es una fiesta aquí si uno no llena el carro con items de esta tienda (o similar). Lo sé, no es una tienda de comida, pero creedme: merece la pena Los artículos están ordenados por pasillos y por temáticas, sea socker, rugby, weddings, baby showers… y la que más me ha molado: ¡¡la fiesta hawaiana!! ¿¿Cómo celebrar una fiesta hawaiana sin estas cosas?? Definitivamente, siento que mi vida está incompleta…

Globos, candys, platos, vasos, guirnaldas, serpentinas, confettis, máscaras, disfraces… ¡¡¡¡LA LOCURA FESTIVA!!!! (… y el colapso cerebral con tanta información ).

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